lunes. 02.12.2024

En Canarias seguimos malvendiendo las islas como un destino de turismo de masas y nos entra un ataque de pánico cada vez que baja el número de visitantes a la isla. Los problemas de este modelo de explotación turística son conocidos: la degradación progresiva del territorio y del modo de vida que afecta a todos los residentes y sobre todo a futuras generaciones, con sus litorales urbanizados, carreteras colapsadas, polución de aire, tierra y mar, etc. y la precariedad de la situación laboral, entregada a la construcción y a puestos en la industria turística poco cualificados en areas de limpieza, jardinería o bar. Muchos puestos de responsabilidad y dirección van para personas con formación más adecuada, generalmente de fuera de las islas. Y por último, y por no hacer esta lista más larga, estamos atándonos a un turismo que no viene aquí por la calidad de nuestro archipiélago, sino por el sol y el precio de la estancia, y eso es una estrategia con tendencia a la baja porque siempre habrá alguien que pueda reducir más los precios.

Está claro que el turismo seguirá siendo el motor principal de la economía canaria, pero hay que decidir qué tipo de turismo se quiere en las islas. ¿Seguimos con la masificación o preferimos un turismo más selectivo, menos masa y más calidad, menos visitantes que gasten más en las islas?

Siendo pragmáticos, el objetivo tiene que ser maximizar ingresos y minimizar el impacto medioambiental. Es obvio que queremos generar riqueza para los habitantes del lugar, pero también queremos que tanto nosotros como nuestros hijos podamos seguir disfrutando de la belleza natural de las islas. Y hay que priorizar el cuidado del medioambiente porque la naturaleza de las islas es condición sine qua non para atraer turismo (y no al revés).

El cambio de modelo pasa por reducir en lugar de aumentar el número de visitantes. Siendo más selectivos y ofreciendo las condiciones adecuadas podremos atraer un público dispuesto a pagar más por la experiencia canaria. Este tipo de modelo tiene claras ventajas:

1.       El turismo de alto poder adquisitivo es más inmune a crisis económicas.

2.       Este viajero está dispuesto a pagar más por su billete de avión y reduce la dependencia de transportes low cost.

3.       Menos visitantes significa menos impacto medioambiental.

Pero a este tipo de viajero no basta con ofrecerles sol y playa, aunque sea con champán: quieren lugares bellos, cuidados, con espacios naturales intactos y protegidos; quieren autenticidad, es decir lugares en los que viva gente de verdad, tradiciones y cultura, nuestra arquitectura y modo de vida; quieren responsabilidad social, es decir que la población local se beneficie de las infraestructuras turísticas y no se limite a limpiar las habitaciones o arreglar jardines; quieren diversidad alojativa, poder elegir entre un hotel de 5 estrellas, una casona canaria en el monte o un alquiler vacacional en la capital. Y sobre todo, no quieren contribuir al cambio climático.

Para lograr atraer a este público tenemos que decidirnos por proteger lo que hay, corregir y recuperar lo que se pueda y organizar el futuro. A modo de ejemplo pero sin ánimo de exhaustividad he aquí una selección de medidas a discutir para contribuir a mejorar la calidad del turismo y de la vida de los lugareños.

1.       Protección de costas y parajes naturales - esto es obvio y en alguna medida ya se está haciendo. Pero hay que tomárselo mucho más en serio y conservar al máximo el litoral que aún quede sin explotar. Los turistas de calidad también están encantados de alojarse más lejos de la costa si a cambio queda costa sin urbanizar que visitar.

2.       Coches de alquiler eléctricos - en una isla con tanto sol y posibilidades de energías renovables deberíamos asegurarnos que la flota de coches de alquiler no contribuyan a la polución del aire. Y que luego siga la flota de vehículos de residentes.

3.       Senderos y carriles de bicicleta - tenemos un potencial turístico enorme que disfruta explorando la isla a pie y en bicicleta. Hay que aumentar la red de senderos y caminos para que podamos ir de pueblo en pueblo y al campo y playa andando y hay que crear carriles de bici en el campo y sobre todo en las carreteras para proteger a los ciclistas y mejorar el tráfico.

4.       Planeamiento urbanístico - esto es algo que hay que hacer urgentemente: un plan general para mejorar los núcleos urbanos, los accesos, comunicaciones, reducir el desarrollo urbanístico en zonas rurales, etc… Con el aumento de población en las islas, esto es un imperativo que hay que afrontar ya.

5.       Reducción de oferta alojativa - si queremos proteger la naturaleza y subir el nivel de nuestros visitantes hay que ofrecer menos camas para reducir la presión sobre el territorio y mejora la calidad de los alojamientos.

6.       Permeabilidad de resorts - si queremos que los canarios se beneficien del turismo hay que permitir que participen del negocio. Los hoteles con su todo incluido, playas semi-privadas, restaurantes y boutiques en el propio hotel son elementos impermeables a la economía local. Hay que cambiar ese modelo y abrirlo más a la población residente circundante.

7.       Impuesto turístico - está presente en casi todos los destinos turísticos de calidad del mundo y es una manera muy suave de repartir costos y beneficios entre todos y poder costear parcialmente las infraestructuras que usan los viajeros (carreteras, playas, aeropuertos, transporte público, etc) y compensar algo el impacto medioambiental del turismo.

Esto son sólo unas ideas que no son nuevas y hay muchas más que se podrían incluir. Habrá que discutir cada una de ellas y ver de qué manera y hasta qué grado se pueden aplicar. Pero en todo caso, son ejemplos de cómo se podría ir implementando un modelo más selecto de turismo en las Islas Canarias. Por el bien de sus habitantes actuales y futuros. 

Menos turistas, más dinero y más naturaleza: el futuro turístico de Canarias