Son muchas las páginas que se han escrito sobre las Fiestas de La Orotava, fiestas ya centenarias aunque no con la estructura que ahora se conoce. Se podría dividir estas fiestas en dos marcados acontecimientos, el primero la festividad del Corpus Christi, religioso y artístico, y el segundo, la Romería de San Isidro Labrador, también religioso, pero con un carácter lúdico y tradicional.
El Corpus Christi, está enmarcado por la realización de las alfombras de flores y tierras volcánicas, que con más de ciento sesenta años las primeras y con casi un siglo de historia las segundas, han dado fama mundial a La Villa de La Orotava.
Las de tierras volcánicas, únicas en el mundo, por su tamaño, (Record Guinness), tardan casi 45 días en realizarse, dada la extensión de la Plaza del Ayuntamiento, lugar tradicional de elaboración, así como por la complejidad del trabajo, ya que utilizan más de 20 colores de tierras naturales, (no se usan colorantes). Están declaradas como Bien de Interés Cultural, por el Gobierno de Canarias, y han viajado como embajadoras de La Orotava, por lugares tan distantes como Madrid, Londres, Estados Unidos o México, por citar algunos.
Las alfombras de flores, cuyo origen en La Orotava de remonta a mediados del siglo XIX, se realizan en las calles que sirven de recorrido al magno cortejo que acompaña las andas de plata mexicana, que transportan la Sagrada Forma, enmarcada en una magnifica Custodia de Oro, y se confeccionan el mismo día de este acontecimiento, Jueves siguiente a la festividad del Corpus Christi.
Por ello, ese día, La Orotava se convierte en un lugar donde conviven la fe, con la increíble dedicación que los alfombristas de la Villa reflejan en su arte efímero, tanto en las calles, como en la Plaza del Ayuntamiento.
La segunda parte de nuestras Fiestas, la presiden los Santos Patronos, San Isidro Labrador y Santa Mª de la Cabeza. Su día más importante, sin duda, es la gran Romería que con más de 150 años de historia, es quizás una de las más antiguas de Canarias, si bien a partir de 1936, toma la actual organización, de la mano de la Sociedad Cultural Liceo de Taoro, fiel guardián de la más pura de nuestras tradiciones.
Desde la calle de San Francisco, comienza un cortejo de parrandas y carretas, ataviados con los trajes típicos de sus lugares de origen, mayoritariamente de La Orotava, rindiendo homenaje a nuestros Santos Patronos, que desde su lugar, frente a la conocida Casa de los Balcones, bendicen el paso de romeros y yuntas hasta completar un recorrido, que dura unas 5 o 6 horas, dada la gran afluencia de participantes.