martes. 05.11.2024

Andorra, para poner a punto los cinco sentidos

Nunca tanto, como cuando se visita Andorra, puede valorarse el dicho popular de que “el perfume se ofrece en frascos pequeños”. Andorra es un pequeño país europeo, situado entre España y Francia, cuya visita a todo el mundo encanta desde su variedad y calidad. Sus orígenes  alcanzan a la prehistoria. El país se va construyendo con el paso sucesivo de romanos, visigodos, musulmanes y otros pueblos que van disfrutando de un territorio de 468 kilómetros cuadrados, cuya capital es, hoy, Andorra la Vieja. En el año 817, fue integrada en la llamada Marca Hispánica bajo la corona del emperador Carlomagno. Luego, a lo largo de la Edad Media, Andorra pasó por distintos “dueños”, predominando siempre el gobierno de los Obispos y de los Condados de Urgell y de Foix, considerándose fecha de la fundación del Coprincipado la del 8 de Septiembre de 1278, cuyo día se firmó el llamado Pariatje de Lérida. Como, en el año 1610, el Condado de Foix pasó a la monarquía francesa, se aprobó un nuevo acuerdo por el que los Jefes del Principado serían el Obispo de la Seo de Urgell y el Rey de Francia, hoy, lógicamente, sustituido por el Presidente de la República gala. Ambos copríncipes están representados en esa cotitularidad por personas de su confianza.

A título casi anecdótico, recordaré que Andorra tuvo rey durante unos días del año 1934, por autoproclamarse así un noble de origen ruso, cuyo reinado terminó con una mínima intervención del copríncipe Obispo de la Seo de Urgell, siendo el pretendido monarca juzgado, años más tarde, en Francia. Y, para completar esta mínima referencia histórica, siempre de interesante conocimiento para el turista, que así entenderá mejor el país que visita, señalaré el año 1982 como aquel en que se constituyó el primer gobierno andorrano y la del  14 de Marzo de 1993 en que, por referéndum, se aprobó la actual Constitución declarando único soberano del Estado al pueblo.

Andorra se declara católica, aunque respeta la libertad de cultos. Carece de moneda propia, siendo el euro la que más circula, pero sí dispone de un cuerpo diplomático con representación en diversos países, y forma parte de la ONU, en la que ha introducido el catalán, que es la lengua oficial del Principado.

Para quien pretenda visitar este enclave europeo de un atractivo singular son varias las ofertas que le conviene revisar, dependiendo de los días de estancia y del interés de cada cual, según que sea la belleza natural, el deporte, sobre todo el del esquí y la montaña, la cultura y los vestigios históricos, la gastronomía o las compras. En esta colaboración me limitaré al aspecto cultural. Y casi diría que la primera impresión, para quienes en el pasado visitamos Andorra, atraídos entonces por la extensa oferta de todo tipo de bienes y artículos, su extraordinaria calidad, y los inmejorables precios, afinados por los privilegios fiscales del Principado, es la de que alguien se ha preocupado de extender el auge que siempre tuvo -y sigue teniendo- en el comercio y las finanzas, al campo del turismo, y de modo muy particular, poniendo en valor el estupendo legado cultural que atesora, especialmente en dos expresiones, a  mi juicio, sobresalientes: La del Románico, y la de los Museos.

Antes debo destacar el Valle de Madriu-Perafita-Claror, declarado por la UNESCO, en el año 2004, patrimonio de la Humanidad en el capítulo de bienes culturales y cuyo recorrido sobrecoge por cuanto supone de esfuerzo humano por aclimatarse a la naturaleza con la compensación de disfrutar de paisajes grandiosos, constituidos por diferentes tipos de praderas, glaciares, lagos, laderas abruptas, bosques de leyenda, senderos de piedra y terrazas labradas en el conjunto natural para servir a los agricultores en sus cultivos.

Entre los museos a visitar, me parece recomendable iniciar el periplo en el CIAM, donde el agua es el protagonista y en el que tiene particular asiento el eslogan de “Andorra, el país de todos los sentidos”. El agua es, en este centro moderno, didáctico e interactivo, un incentivo para todo tipo de vivencias. La visita comienza con efectos especiales que reproducen el agua de lluvia, mientras la ficción y la realidad, lo virtual y lo real van acompañando al visitante por todo el recorrido. Los espacios se orientan hacia el agua como diversidad, como aprovechamiento, como energía, como salud y como ocio; se completan con la referencia al líquido elemento y al fuego. Las experiencias por vivir alcanzan  la milagrosa posibilidad de que el visitante ande sobre el rio Valira, se bañe, sin mojarse, bajo una cascada, o decida aprender todo sobre el agua, su uso y su placer mediante consulta en los numerosos puntos de instrucción,  montados sobre una base de diversión y originalidad.

Hay en Andorra otros varios museos de cuya atractiva visita. Pese a la brevedad que el periodismo exige, sí debo dar alguna noticia. Es muy interesante el de la Electricidad, situado en el bajo de la Central hidroeléctrica de FEDA, que permite acercarse a los orígenes del uso de esa energía y seguir su historia hasta la actualidad. Está dotado también para exposiciones temporales, como la que, ahora, se celebra sobre la energía del sol, que durara hasta Mayo de 2012. Interesante es también el Museo del Tabaco en Sant Julia de Loria, donde además hay un templo románico de recomendable visita. Como museo hay que considerar también  la Casa de la Vall, que alberga el Parlamento, -el más pequeño de Europa-  cuya construcción data de 1580. Por su parte,  el Museo del Perfume nos sumerge en el disfrute del sentido del olfato, la Farga Rosell es una puerta abierta a los senderos del oído y de la vista, mientras observamos el paso del hierro mineral a los lingotes. Muy didáctico es el Centro de interpretación de Andorra románica, situado en Pal, en cuya demarcación se hallan, además, las construcciones tradicionales mejor conservadas del país. Otro museo, la Casa Rull, en La Massana, nos  permite entrar en contacto con una casa burguesa del siglo XIX, mientras el Museo Iconográfico y de la Miniatura,  sorprende al viajero, entre otras, con las pirámides de Egipto esculpidas en el ojo de una aguja de coser. Otros museos por citar son el Postal con la colección de sellos del Principado, los del Automóvil en Encam y en Canillo, -cercano al Santuario de Maritxell, la patrona de Andorra-, en el que se muestran los nuevos estilos de la arquitectura de Ricardo Bofill.

El conjunto de templos románicos, -hoy en fase de solicitud para ser declarado Patrimonio de la Humanidad-, junto a otro tipo de construcciones, como los puentes, es uno de los mejores catálogos que puede ofrecerse al turista culto y al estudioso. Más de 50 monumentos se conservan en toda su original belleza, como expresión de un estilo, que alcanzó en Andorra una mayor duración que en otros países donde más temprano, se dio paso al gótico. Los templos son generalmente de pizarra y de pequeñas dimensiones, conteniendo casi todos  pinturas murales y tallas policromadas.

En una rápida visita a este conjunto cultural, habrá que acercarse a La Massana para visitar Sant Climent de Pal, en torno a una naturaleza exuberante de pinos, abetos , lagos y altos picos, como el Comapedrosa, de 2.942 metros, a Canillo para levantar la mirada por su alto campanario de torre, a Sant Marti de la Cortinada, del siglo XII, muy reformado, con pinturas murales y algunos retablos barrocos del siglo XVIII, a Sant Miquel d´Engolasters, también del siglo XII, en un entorno de yacimientos termales, que dieron lugar a los primeros balnearios andorranos, y con un campanario excesivamente alto para las dimensiones del templo. Tiene algún resto mural y reproducciones de los que tuvo en su día y hoy están en el Museo Nacional de Arte de Cataluña. Seguiremos la lista con San Roma de Les Bons, construido en la roca y dotado de espadaña, Sant Serni de Nagol, en Sant Julia de Lória, del siglo XI, cercano al ya citado Museo del tabaco y el, muy excepcional, de Santa Coloma, de los siglos IX y X, prerrománico, con un, casi único en su estilo, campanario circular de 4 pisos, techado con pizarra en forma de cono. En su interior brilla Nuestra Señora de los Remedios, talla policromada del siglo XIII, mientras algunos murales le fueron arrancados para exhibirse hoy en el Museo Prusiano Estatal de Berlín.

Como complemento de este tesoro románico, encantador y subyugante, los cinco sentidos se conmueven al contemplar en un espacio natural tan bello y diverso, algunos puentes medievales, como el de la Margineda sobre el rio Valira, el de Sant Antoni de la Grella, el de Escaldes-Engordany que unía las poblaciones que se citan en su nombre y se eleva sobre el rio Valira D´Orient, y el Pont dels Escalls, de gran valor histórico, ya que en él se firmaron los Pareatges entre el Obispo de Urgell y el Conde de Foix, cuyo documento se considera el fundacional del Coprincipado.

Andorra, para poner a punto los cinco sentidos