jueves. 28.03.2024
EN 1986 FUE DECLARADO PATRIMONIO MUNDIAL DE LA UNESCO

El Parque Nacional de Garajonay, magia pura

Garajonay es una de las escasas selvas todavía existentes en Europa. La noción de selva nos hace pensar en un bosque intacto o poco modificado por el hombre, con varias especies arbóreas mezcladas formando el dosel, gran acumulación de biomasa, presencia de distintos estratos con grandes y viejos árboles en el estrato superior, numerosos troncos muertos todavía de pie o tumbados, etc. Garajonay guarda elementos de naturalidad auténtica cada vez más difíciles de encontrar, milagrosamente conservados por los habitantes de la isla a pesar de la presión democráfica.

La laurisilva, uno de los ecosistemas forestales más singulares de la Tierra, es un tipo de bosque formado por varias especies de árboles de hoja perenne, semejantes a las del laurel, cuya existencia está ligada a una elevada humedad y temperaturas suaves con escasas oscilaciones a lo largo del año.

Estas condiciones se producen en la tierra tan sólo en islas y regiones costeras situadas en latitudes subtropicales y templadas así como a determinados niveles altitudinales en las mon- tañas tropicales.

GEOLOGÍA

El Parque Nacional de Garajonay está situado en las cumbres centrales de la Isla de la Gomera, una de las más pequeñas islas occidentales del Archipiélago Canario. Declarado en 1981 Parque Nacional, protege en sus 3.984 ha, un ecosistema forestal singular, la laurisilva canaria.

Representa el 10% del total de la superficie insular. En 1986 fue declarado Patrimonio Mundial de la UNESCO.

La Gomera, en su escasa superficie de 376 km2, concentra una increíble variedad de paisajes naturales, producto de los contrastes climáticos originados por su acentuado relieve, que asciende hasta cerca de 1.500 m en el Alto de Garajonay.

La Gomera es una isla volcánica creada por acumulación de materiales emitidos en diferentes períodos eruptivos separados por prolongados períodos de calma en los cuales pudo actuar la erosión. Las emisiones volcánicas no se produjeron por una chimenea central dominante sino por pequeños conos de emisión relativamente próximos unos a otros.

En la actualidad, el aspecto de la isla nos recuerda a un macizo antiguo muy erosionado, donde las formas constructivas recientes casi no existen, ya que desde hace dos millones de años no se producen erupciones volcánicas.

Los barrancos, los acantilados, las lomadas, las crestas, la meseta central y los roques son las unidades geomorfológicas más sobresalientes. La parte más alta de la isla se corresponde con una pequeña semimeseta de suaves pendientes donde se localiza buena parte del área forestal declarada Parque nacional. Desde ella parte una impresionante red de barrancos que se prolongan hasta el mar.

La Laurisilva Un bosque esponja

La frecuencia de nieblas en las cumbres insulares presenta notables consecuencias ecológicas: la baja insolación y el ambiente húmedo reduce la desecación de la vegetación durante los períodos sin lluvia y proporciona aportes suplementarios de agua, fenómeno conocido como “lluvia horizontal”: los árboles generan lluvia interceptando las gotitas de la niebla que pasan a través de sus copas que, una vez cargadas de humedad, gotean y empapan el suelo.

En algunas zonas la importancia de este aporte es superior; así, a lo largo de las cresterías de la isla, en las zonas de paso de nieblas, la precipitación de nieblas puede alcanzar valores próximos a la precipitación de lluvia, lo que significa duplicar el aporte de agua.

El significado de este fenómeno es de enorme trascendencia para una isla predominantemente árida como la Gomera.

Las lluvias y las nieblas propician el asentamiento de un tupido bosque en las cumbres insulares, que con su mera existencia, capta a su vez agua de las nieblas y protege el suelo mullido que facilita la infiltración de agua y su incorporación a los acuíferos insulares. El bosque es una gigantesca esponja que retiene, almacena, y suministra la mayor parte de los recursos hídricos de la isla y alimenta una notable red de cursos permanentes de agua y nacientes, lo que constituye un hecho casi insólito en Canarias, donde las corrientes han desaparecido prácticamente por las captaciones e intenso aprovechamiento de los recurso hídricos.

El Monteverde canario, una selva ancestral única. Conocidas estas formaciones como Monteverde en el lenguaje popular, denominación que alude a su carácter siempreverde, se designan en el lenguaje académico como laurisilva y fayal-brezal; empleándose el primer término, para referirse a los bosques bien conservador            con árboles de hoja del tipo del laurel situadas en los enclaves umbrosos y húmedos y el segundo para las formaciones con elevada presencia de brezos, propias de lugares más secos, más fríos, peores suelos como resultado

de la degradación por la explotación humana. Estos bosques son una auténtica reliquia del pasado, porque conservan parte de la flora de los bosques que hace millones de años poblaban el área mediterránea, y que desaparecieron del continente como consecuencia de cambios climáticos que apenas afectaron a las islas. A ello se une el interés de una notabilísima flora y fauna exclusivas, únicas en el mundo, resultado de una evolución diferenciada, propiciada por el aislamiento oceánico.

Flora

La Gomera, como las restantes Islas Canarias son un auténtico paraíso para los aficionados a la Botánica. Un catálogo reciente muestra que en la isla viven una 980 plantas silvestres de flora vascular. Muchas han sido introducidas, de forma intencionada o no, desde la llegada del hombre a las islas, lo que en algunos casos supone un grave problema para la flora autóctona, como es el caso de la pitera (Agave) o la tunera (Opuntia), por su agresividad y tendencia a desplazar a la flora local.

Una característica peculiar de la flora insular es la rareza o escasez con que se presentan algunas especies. En ocasiones sus poblaciones se limitan a unos pocos individuos o su hábitat se restringe a unos pocos acantilados o paredes rocosas. Esto supone un importante problema conservacionista.

Se puede decir que la laurisilva canaria, ecosistema forestal que caracteriza el Parque Nacional de Garajonay, es un relicto parcial de los bosques subtropicales que poblaban el área mediterránea hace varios millones de años, pudiendo ser considerado como un auténtico fósil viviente. Con ello queda patente la gran importancia de la laurisilva canaria y del Parque Nacional de Garajonay. El Parque ofrece una importante variedad de hábitats, no solamente forestales a pesar del predominio de estos, como son hábitats acuáticos, acantilados y roques, encontrándose la mayor diversidad en lugares escarpados.

Los Helechos, plantas sin flores, dominaban el reino vegetal en el período Carbonífero (hace más de 300 millones de años). Gracias a su forma de reproducción por esporas que se dispersan fácilmente por el viento los encontramos en casi todas las latitudes, incluidas las islas oceánicas. Los helechos fueron un recurso muy importante para los gomeros, no sólo como alimento para el ganado sino que también fueron empleadas las raíces de varias especies como harina para hacer tortas en época de escasez y penuria.

Los hongos son vegetales cuya ausencia de pigmentos fotosintetizadores les obliga a una vida saprófita (alimentándose de materia orgánica en descomposición) o parásita. Por eso, su papel como descomponedores de troncos, ramas y hojas muertas es fundamental para la vida del bosque. Por lo que a la laurisilva respecta, han sido citados 95 especies de hongos.

Los musgos son plantas terrestres, fotoautótrofas y de pequeño tamaño que suelen vivir sobre el suelo, las rocas o la corteza de los árboles. Hay más de 150 taxones en el monteverde gomero. Las comunidades de musgos corticícolas, que viven sobre los troncos, tienen gran importancia en estos bosques siendo su composición florítica muy variada. En algunas especies como el acebiño los musgos alcanzan el medio metro formando llamativos flecos colgantes conocidos como “barbas de Acebiño”. Ni que decir tiene la importancia de los musgos para la retención del suelo, el mantenimiento de la humedad y como albergue de infinidad de diminutos invertebrados.

Los líquenes son manchas de colores que vemos en las rocas o esa especie de “estropajo” que cuelga de las ramas de los árboles. Son asociación entre un hongo y un alga. Los líquenes son bioindicadores de la pureza y calidad del aire y por eso son tan abundantes en La Gomera y tan difíciles de encontrar en las ciudades.

En el sotobosque de la laurisilva aparece una gran variedad de hierbas y matos que cuando están en flor matizan de color el Parque.

El Tajinaste Azul (Echium acant- hocarpum) es un arbusto de hasta 43 metros de altura con hojas grandes cubiertas de pelo áspero al tacto, con sus flores azules es una de las especies más atractivas del Parque. Las semillas germinan mejor después de incendios o años muy secos cuando el suelo queda al descubierto. Vive de 10 a 20 años. Sólo se conocen 8 poblaciones en toda la isla, por lo que está catalogada en peligro de extinción.

Jara de los Roques (Cistus china- madensis sp. gomerae)

Este arbusto se encuentra confinado a las grietas de los Roques, se distingue fácilmente de la jara normal por el color rojizo de sus flores. Una subespecie muy similar se encuentra en el Macizo de Anaga en Tenerife. Este especie también está en peligro de extinción.

Fauna

La Fauna gomera está compuesta por al menos unas 2000 especies de insectos y otros invertebrados, una rana, tres reptiles, cuatro murciélagos y unas 40 aves nidificantes. Recientes estudios indican que La Gomera en su conjunto y el Parque en concreto, constituyen una zona biológica (es decir, de vida), de enorme importancia por el elevado número de invertebrados endémicos que alberga. Existen 150 especies endémicas del Parque.

El Parque Nacional de Garajonay, magia pura