domingo. 28.04.2024
Hasta tres grados menos, TK Home Solutions ofrece consejos para calentarlos, tanto en ellas como en ellos

Las mujeres tienen los pies más fríos que los hombres

A muchas mujeres les han dicho en la cama aquello de “no me toques con esos pies”. Ellas son más sensibles a la temperatura y tienen una respuesta más rápida al frío. Las razones no están del todo claras, aunque se atribuyen a que, por un lado, las mujeres tienen de promedio menor tejido muscular y más grasa, lo que hace que necesiten proteger más los órganos vitales del frío mediante la restricción del flujo sanguíneo hacia las extremidades. Por otro lado, los estrógenos, las principales hormonas femeninas, espesan ligeramente la sangre, con lo que también se reduce el flujo a los pequeños capilares de manos y pies. Ellas tienen hasta tres grados menos en manos, pies y orejas. Aunque esta diferencia se va igualando tras la menopausia, es cierto que las peleas entre sexos por subir o bajar los aires acondicionados y las calefacciones son una constante a lo largo de toda la vida.

En 9 de cada 10 casos no existe una patología que cause el frío exagerado en los pies, pero con la edad esto cambia y conviene estar alertas por si surge algún problema que deba consultarse con el médico.

Pies Fríos
Pies Fríos

¿Por qué ocurre?

Tener los pies fríos puede ser lo normal en invierno, cuando las temperaturas bajan y el organismo realiza una vasoconstricción para poder mantener el calor en la parte central del cuerpo, que es donde están los órganos más importantes. Pero, a veces, los pies fríos son algo más que una mera sensación desagradable: indican una patología. Si el frío se acompaña de excesiva sensibilidad, dolor, cambio de color en la piel o entumecimiento hay que averiguar las causas, los expertos  nos muestran las principales:

Sedentarismo

Cuando estamos sentados durante mucho tiempo, la circulación que llega a los pies se ralentiza. Es necesario hacer ejercicio no solo cuando se noten los pies fríos, que también, sino de manera habitual; hay que dedicar un rato cada día a caminar para activar la circulación y poner en movimiento huesos y músculos. El sedentarismo es origen de muchas enfermedades cardiovasculares.

Factores hereditarios

Como ocurre con casi todo, esto también puede estar en nuestros genes. Las funciones físicas se deben a procesos en los que entran en juego muchos factores, gran parte de ellos hereditarios: nuestra madre tiene siempre las manos y los pies fríos y nosotros también.

Problemas de circulación sanguínea

Si la sangre no circula bien, la temperatura corporal no se regula adecuadamente. La mala circulación puede estar causada por problemas médicos, por falta de ejercicio o por deshidratación.

Anemia

En el caso de que el cuerpo no tenga suficientes glóbulos rojos o si estos no son capaces de transportar el oxígeno, se reflejará en un enfriamiento anormal en los pies.

Estrés

Está demostrado que, en situaciones de estrés, el organismo lleva la sangre hacia el centro y rebaja el envío periférico hacia manos y pies.

Síndrome de Raynaud

Es una alteración de los vasos sanguíneos que hace que se contraigan con los cambios de temperatura y, en ocasiones, también sin causa aparente. Suele provocar reacciones exageradas al frío que cursan con falta de flujo sanguíneo en las manos, los pies y también en la nariz, las orejas o las mejillas. No es peligroso, pero puede resultar incómodo y muy evidente, con cambios en la piel, desde muy blanca a roja o morada, sarpullidos, engrosamiento cutáneo, sensación de cosquillas y hormigueo, entumecimiento. A veces, este síndrome va asociado a enfermedades más serias, daño en los vasos sanguíneos por traumatismos o congelación, lesiones por uso de maquinaria como motosierras o martillos neumáticos.

Ciertos medicamentos

Muchos fármacos, como los betabloqueadores para la tensión arterial alta o los que se usan para las migrañas, entre otros, causan la constricción de los vasos sanguíneos y pueden producir frío en los pies o las manos.

Algunas enfermedades

La primera, la diabetes, que puede cursar con complicaciones añadidas, como una neuropatía periférica, que daña los nervios de los pies, o con bloqueo del flujo sanguíneo a las piernas y pies. También las alteraciones hormonales, el hipotiroidismo, la insuficiencia renal, la fibromialgia, los trastornos autoinmunes... son causantes del frío anormal en los pies.

Atención a los sabañones

A menudo, con la exposición repetida al frío, salen sabañones, que son una inflamación dolorosa de los vasos sanguíneos producida en pies y manos. Se dan más en climas húmedos y no helados. Cursan con cambios en el color de la piel, del rojo al azulado, con picazón, ardor, hinchazón y, en casos extremos, provocan ampollas. Lo normal es que desaparezcan por sí solos en dos o tres semanas, sin necesidad de consultar con el médico, pero con frecuencia se repiten mientras se den las mismas condiciones de temperatura. Para evitarlos, es importante proteger la piel del frío, evitar la humedad y no calentarse muy rápidamente en fuentes de calor directas porque el contraste de frío a excesivo calor empeora el problema.

Soluciones para calentar los pies

Aunque no exista ninguna patología detrás, tener los pies fríos es una sensación realmente incómoda. Subir la calefacción no es la solución, por los precios de la energía y porque, durante los meses de invierno, es importante ventilar de vez en cuando para mejorar la calidad del aire y evitar infecciones respiratorias. TK Home Solutions recomienda algunas estrategias para conservar el calor en los pies:

1. Moverse

No hay que permanecer sentados mucho tiempo seguido; conviene levantarse de vez en cuando y dar unos paseos por la casa, hacer ejercicio o bailar una canción. Moverse es una magnífica forma de calentar los pies porque reactiva la circulación. En caso de problemas de movilidad, se pueden estirar las piernas varias veces incluso sentados, poner los pies en punta y talón, girar los tobillos haciendo círculos a derecha e izquierda, etc.

2. Realizar masajes

Un masaje contribuye a mejorar la circulación y recobrar la temperatura. A la vez, se puede aprovechar para hidratar la piel con cremas o aceites, como el de argán, que evitan grietas y lesiones en la epidermis.

3. Utilizar plantillas térmicas

Existen modelos muy eficaces para combatir el frío. Se adaptan a cualquier calzado y pueden estar elaboradas con lana de oveja, aislantes de aluminio, látex y otros tejidos que mantienen el confort por muy poco dinero.

4. Utilizar reposapiés

Mientras se está sentado, poner los pies sobre un banquetillo, un puf o un cojín para no absorber el frío del suelo. Por supuesto, una casa con suelo de losa debería tener alfombras o moquetas que aislaran la pisada.

5. Usar calzado apropiado

Los zapatos deben quedar suficientemente holgados, con una suela de goma gruesa que haga de aislante. Tienen que ser de piel o de materiales que transpiren y no acumulen humedad. En casa, es preferible lleva zapatillas con suela también de goma, no de tela, y mejor con el talón cubierto.

6. Los calcetines son importantes

Existen fibras sintéticas pensadas para mantener el calor, pero los calcetines de lana que no oprimen y transpiran son saludables y cálidos. En el hogar, se pueden usar calcetines de algodón, pero, ojo, porque este tejido retiene la humedad y eso es contraproducente. No deben usarse calcetines demasiado gruesos, que hagan arrugas, que tengan costuras ni elásticos apretados con el fin de que no impidan la circulación sanguínea y no causen rozaduras con el calzado.

7. Comer bien

Una dieta saludable, con alimentos ricos en vitaminas y minerales y bajos en grasas dañinas, mejora la circulación y aleja problemas como la anemia, la hipercolesterolemia, la hipertensión..., entre otros. En concreto, se recomiendan las vitaminas E, K y C. La E y la K están presentes en el aceite de oliva y otros acetites vegetales, en el aguacate, las espinacas, los pimientos, los espárragos y, en menor medida, en productos de origen animal. La vitamina C está en los cítricos, abunda en los kiwis y se encuentra presente en pimientos rojos y verdes, fresas, brócoli, tomates...

8. Estar hidratados

Beber agua, aunque no se tenga sed, es importante para la piel y la circulación sanguínea.

9. Tomar bebidas calientes

Reconfortan y pueden suponer un alivio inmediato, aunque no muy duradero, contra el frío.

10. Evitar la humedad

Cuando los pies sudan en exceso o si se mojan por la lluvia, es necesario secarlos bien y facilitar la evaporación.

11. No exponerse a fuentes de calor directo

Poner los pies frente a una estufa, en un radiador o junto a una bolsa de agua caliente no es recomendable porque favorece la aparición de sabañones.

12. Evitar el alcohol

No es cierto que el alcohol ayude a entrar en calor, sino que deshidrata, con lo cual es más fácil tener peor circulación. El alcohol produce una sensación momentánea de calor porque dilata los vasos sanguíneos y dirige la sangre hacia la superficie de la piel, pero eso hace que la temperatura interior disminuya en seguida y pronto se sentirá más frío.

13. No fumar

El tabaco provoca graves problemas circulatorios, incluso trastornos asociados, como la enfermedad de Buerger, que cursa con inflamación de los vasos sanguíneos.

14. Darse duchas alternas de agua fría y templada

La alternancia de temperaturas mejora la circulación sanguínea, pero el agua no debe estar demasiado caliente para evitar los sabañones.

15. Abrigarse el cuerpo

Si el torso está caliente, no necesitará bloquear los vasos sanguíneos de las extremidades. Un chaleco de pluma, incluso para estar en casa, puede ser una forma estupenda de mantener la temperatura. Los gorros también son muy útiles, porque es por la cabeza por donde más calor se pierde. No hay que olvidar usarlo para salir a la calle.

16. Acondicionar la casa

Si la casa es antigua, puede que pierda calor nada más apagar la calefacción, algo que no ocurre con la normativa de construcción moderna. Por supuesto, una vivienda con suelo de losa, cerámica o mármol debería tener alfombras o moquetas que aislaran la pisada, aunque lo ideal sería cambiar a pavimentos más cálidos, como madera o laminados, y lo mejor: instalar suelo radiante, que permitirá tener los pies calientes en todo momento.

Las mujeres tienen los pies más fríos que los hombres