Nueva cadena hotelera, vuelos directos, tren y autobuses acercan el destino

Lourdes un ejemplo turistico

Hay muchas razones para viajar a Lourdes y no todas están relacionadas con el turismo religioso y la visita a los santuarios, aunque eso sea lo que atrae a la mayor parte de sus 6 millones de visitantes, lo que la convierte en el segundo centro de peregrinación mayor de Europa, después de Roma y Vaticano y el segundo lugar más visitado del país vecino, con el segundo parque hotelero de Francia después de París. Pero es que en Lourdes y sus alrededores es posible practicar casi cualquier tipo de deporte, tiene atractivos culturales e históricos, hay bellos parques naturales y ofrece una gastronomía deliciosa. Ahora, además, Lourdes lo pone fácil y es muy cómodo y rápido llegar hasta allí desde distintos puntos de España y, una vez en el destino, poder disfrutar de magníficos hoteles a un paso de los santuarios y con todas las comodidades para el visitante.

En efecto, la creación de la nueva cadena Lourdes Sanctuaries Hotels (<<http://lourdes-sanctuaries-hotels.com/>>), que engloba a cinco de los más atractivos hoteles de la ciudad de tres y cuatro estrellas y es el segundo grupo hotelero más importante, permite disfrutar de un buen alojamiento, a poca distancia de los santuarios, el centro comercial de la ciudad y los principales puntos de interés en Lourdes. La cadena, que acaba de crearse, incluye los hoteles Eliseo, Helgon, Miramont, Croix des Bretons y Aneto. Además de una calidad y servicio excepcionales, los hoteles están todos agrupados en la misma zona y situados entre 195 y 573 metros, a entre uno y tres minutos de la entrada a los santuarios. Pero aunque la creación de la cadena es reciente, su historia y experiencia son casi tan antiguas como la de Lourdes, arrancando en 1899 y siendo transmitida de generación en generación hasta nuestros días. El grupo propone 630 habitaciones y más de 1300 plazas, que permiten la recepción de viajeros individuales y de todo tipo de grupos. Su oferta se complementa con restaurantes y bares de alta calidad e inmejorable servicio, salas de reunión, tiendas, garaje y parking bus y disponibilidad de wi-fi.

A las facilidades que ofrece Lourdes Sanctuaries Hotels se une la comodidad de acceso a Lourdes, que está comunicada con Madrid con dos vuelos directos a la semana de la compañía Air Nostrum-Iberia. También resulta muy atractiva la fórmula llamada “Ave María” que combina el trayecto en tren AVE desde Madrid a Huesca y el posterior traslado en autobús de nombre María desde esta ciudad aragonesa a Lourdes, un trayecto de cinco horas, cruzando bellos paisajes, que acorta en tres horas el viaje en coche. Esta fórmula se pondrá en marcha en 2015 también desde Barcelona vía Toulouse, con una duración de viaje igualmente de cinco horas.

Un lugar con muchos encantos

Lourdes propone la posibilidad de jugar al golf, pescar, hacer senderismo, esquiar, circuitos en bicicleta para todos los niveles, hacer parapente o practicar deportes náuticos. Lourdes posee un espléndido y milenario castillo que fue asediado por los sarracenos y por Carlomagno pero jamás fue conquistado y que sobrevivió a revoluciones y guerras sin apenas daños y también hay una docena de museos de distinto tipo. Lourdes ofrece desde su Pic du Jer una de las vistas más impresionantes de los Pirineos. Y no muy lejos están los Valles de los Gaves con espacios naturales protegidos como el Parque Nacional de los Pirineos, las reservas naturales del Macizo del Pibè e o las de Néouvielle. Y a menos de 50 kilómetros el Circo de Gavarnie, Cauterets y el Pont d´Espagne y el Pic du Midi de Bigorre. También en Lourdes, y en sus muchos restaurantes, se pueden saborear sus especialidades de foie gras, o fromage des Pyrénées, su sopa garbure, de verduras y carne, su gâteau à la broche y sus vinos Madiran (rojo y generoso) y Jurançon (blancos secos o dulces) que son de lo mejor del sur de Francia.

Pero todas esas cualidades se quedan mudas cuando se comprueba que este lugar es mágico y milagroso, que es un centro místico y espiritual, que sus aguas sanan, que su luz, sus rocas, su aire son diferentes a los de otros lugares del planeta... Y aunque estos son, sin duda, su mayor fuerza, no hay que olvidar todo lo anterior porque Lourdes es un lugar que requiere cierto tiempo para descubrir todos sus encantos. 

El visitante que llega por primera vez –como lo hará en 2015 el papa Francisco– acude sin falta a visitar los santuarios, la inmensa explanada que reúne todos los días a decenas de miles de peregrinos, la cueva donde la Virgen se apareció a una niña analfabeta y le pidió por los pecadores del mundo... En realidad no se trata de grandes monumentos, no hay importantes obras de arte, las construcciones son bellas pero no monumentales. Lo que da a este sitio su ambiente especial es la gente: los cientos de voluntarios que arrastran con una sonrisa a los inválidos, los hombres y mujeres que prenden miles de velas en antiguos altares, las voces en multitud de idiomas que rezan o cantan... Y eso, para creyentes o agnósticos, es contagioso. Porque enseguida se nota que es auténtico. Aquí no hay histeria, ni pasión desmedida, ni fervor desbocado. Hay seriedad, recogimiento, cierto entusiasmo, hay fe... Mucha fe.

La historia de Bernadette

Casi al llegar alguien cuenta la historia. La fría mañana del 11 de febrero de 1858, la adolescente Bernadette Soubirous que había cumplido 14 años el mes anterior, fue a buscar leña con su hermana y una amiga en las orillas del río Gave, donde la corriente solía arrojar pequeños troncos y pedazos de madera. Según su relato, Bernadette oyó un fuerte rumor de viento, pero al volverse vio que todo estaba tranquilo y que los árboles no se habían movido. Por segunda vez oyó el mismo rumor, pero entonces vio a una «joven» en el interior de la gruta. Era de su misma estatura, algo menos de metro y medio, vestía de blanco con un lazo azul. Durante las siguientes apariciones apenas hablaron, Bernadette se refería a ella como “aquélla” o “señora” y solo en uno de sus últimos encuentros, de los 18 que hubo, reveló que era la Inmaculada Concepción. Entre medias surgió un manantial milagroso, la Virgen pidió penitencia y que los sacerdotes construyeran una capilla. Aunque en su tiempo las apariciones de Lourdes levantaron polémica, finalmente fueron aceptadas por la Iglesia y sus fieles. Bernadette ingresó como monja, murió con apenas 35 años, fue declarada beata en 1925 y santa en 1933. Su cuerpo permanece incorrupto en el convento de San Gildard de Nevers.

Desde aquellos tiempos la atracción por Lourdes no ha disminuido. Se estima que la han visitado 230 millones de personas (en los últimos años a razón de 6 millones por año, entre ellas 80.000 peregrinos enfermos o discapacitados y 400.000 jóvenes. También acuden 100.000 voluntarios, en su mayoría jóvenes, que están a disposición de los enfermos y personas con problemas), ha habido más de 7.000 curaciones inexplicables, aunque solo 68 han sido reconocidas como milagrosas, cada día llegan a celebrarse 52 misas y se consumen 10.000 metros cúbicos de agua milagrosa y 750 toneladas de velas. Por cierto, tanto el agua como las velas pueden ser encargadas por Internet.

En la visita a los santuarios, además de la gruta de las apariciones, es imprescindible conocer la Basílica Nuestra Señora del Rosario, con una espectacular fachada con mosaicos de estilo romano-bizantino, con 2.000 m2 de superficie, que se ideó como pedestal de la Basílica Superior, la cual se encuentra encima de la gruta. Cada una de las 15 capillas representa una escena de los misterios del rosario. De un aspecto mucho más moderno es la basílica subterránea Santo Pío X, construida después de la Segunda Guerra Mundial por el arquitecto Pierre Vago. La concepción del edificio es totalmente original por su bóveda sin enclaves y sus pilares a cada extremo. Cada miércoles y domingo se celebra una emotiva misa internacional en la que suelen concelebrar hasta 50 sacerdotes y que reúne A más de 25.000 personas.

Todas las ceremonias son impactantes, pero nada como la procesión de las antorchas que tiene lugar todas las noches a partir de las 21:00. Miles de personas con velas protegidas por un cuadrado de papel parafinado forman una interminable serpiente de luz desde la gruta hasta el altar del Rosario. En silencio o entonando rezos en seis idiomas iluminan la noche de Lourdes conmoviendo hasta al más ateo.