El tesoro de Atahualpa

El general Rumiñahui se despertó sobresaltado. Hacía varios días que no podía conciliar el sueño. Los dioses blancos atravesaban territorio incaico causando muerte y destrucción a su paso. Él había recomendado a su hermanastro y mandatario supremo, Atahualpa, que no acudiese al requerimiento del jefe de los blancos- Pizarro quien solicitaba una entrevista con el caudillo incaico para, según él, establecer contactos pacíficos y ofrecerle su amistad. Rumiñahui no se fiaba.